martes, junio 29, 2010

Me encantan las necesidades, son el preludio de una satisfacción (o eso procuro). - Palace

sábado, junio 26, 2010

Comunicación contraproducente. Redes "sociales"

Si no me agrada que hablen de mí, que sepan lo que voy a hacer, lo que estoy haciendo o lo que hice ayer por la noche, por qué doy información, por tanto poder para que lo hagan? Les daré una explicación simplista pero efectiva a esa cuestión: somos humanos, por tanto, entre otras cosas, paradójicos por naturaleza y críticos innatos de lo que nos rodea, eso incluye a los demás. Pero al margen de esta tipificación en la que todos estamos inscritos, es necesario aplicar la hermenéutica al significado de los valores, o lo que se entiende por ellos de hoy en día, pues éstos han sido modificados, deformados y entregados de manera líquida a la sociedad, bien en pro de algunos fines individualistas o bien como consecuencia del descuido que han sufrido en los últimos siglos, me refiero , por ejemplo, al valor de la palabra dicha, donde antes tan sólo era necesario hacer una promesa, hoy es necesario un juramento, para sentirse obligado consigo mismo o como es habitual, obligado por una tercera persona o institución - cobradores de deudas o como son conocidas eufémicamente “centrales de riesgo”- a respetar y cumplir lo acordado. Pues todo eso ha sido sustituido por la cultura de lo escrito, es necesario por tanto que aquello a lo que queramos darle el valor de inamovible sea escrito e inscrito en un depósito legal. Hemos perdido muchos valores, y éste que acabo de nombrar es tan sólo una gota en el mar. Hay por tanto, miles de millones de gotas, nombraré algunas: el inmediatismo, propio de la cultura actual, el egocentrismo y sus vertientes, como los tan habituales hoy día, rasgos de personalidad narcisistas. La individualización de los fines y la deformación de concepto como la amistad o la socialización, es decir, las relaciones interpersonales en general.

No está de más hablar de la sobreextensión lingüística que padece actualmente la palabra amor. En nuestros días podemos encontrarnos, explícita o implícitamente con una connotación amorosa en todos sitios, una clara demostración de ello es que el noventa por ciento de las canciones actuales hablan de despecho, de lo feliz que era con su amante, de lo triste que es sin su amante o de lo mucho que le puede ofrecer a su amante, o amantes en el caso del más perspicaz; pero lo susodicho puede estar encasillado en una costumbre de la cultura global e incluso universal. Ahora bien, no podemos referirnos a una costumbre universal si hablamos de un amor fugaz, de un amor al cual podríamos darle la personificación de un competidor en un velódromo, apresurado por llegar a la meta, con ansias de ser el primero, sintiendo la intensidad de la velocidad, perdiendo todo detalle de lo que está dejando atrás, pero con el único objetivo de llegar al final de la carrera, al final de la relación y sin tiempo que perder prepararse para la próxima.

Llegados a este punto, es necesario explicar un posible porqué de la situación actual, por qué tanta velocidad nos acompaña, por qué tantos valores importantes para la convivencia y si se permite, para la supervivencia, son tan abstractos, tan poco definidos.

Desde mi punto de vista, la respuesta es fácil y en cursiva, servicios de red social o lo que se conoce erradamente como, redes sociales; no está de más hacer una breve definición de ambas. El término redes sociales hace referencia a las estructuras sociales que se componen por personas, organizaciones o instituciones que están conectadas por alguno o varios tipo de vínculos; por ejemplo amistades, intercambios económicos, intereses compartidos, relaciones sexuales e incluso parentescos. Análogamente los servicios de red social también son estructuras sociales, pero con dos connotaciones, la primera es que estos servicios son meramente online, es decir, que sólo pueden ser utilizados vía internet y por tanto se puede denominar como una “cyber-estructura social”. La segunda connotación hace referencia a que no sólo es una estructura social basada en intereses compartidos, sino además, en los intereses por explorar las actividades y las predilecciones de los otros mediante la utilización de un software, es decir, sistema operativo, browser y página de internet específica. Podríamos entonces recalcar que las redes sociales se basan en relaciones interpersonales o interinstitucionales consideradas como reales o tangibles, en cambio los servicios de redes sociales se basan en relaciones interpersonales meramente vía internet, cómo ya nombré “cyber- estructuras sociales“.

Precisamente esas dos connotaciones serán el tema a desarrollar, pues son la diferencia entre las relaciones actuales y las relaciones interpersonales, cabe aclarar que no son lo mismo.

Sin embargo no hay duda que Internet fue una de las mayores revoluciones, no sólo tecnológica, sino también comunicativamente, que hizo posible acceder a una plataforma de información y principalmente de difusión de la misma.

Creo que hasta ese momento no hay ningún problema ni efecto adverso, pero adelantándonos en el tiempo, podemos apreciar un uso menos comunicativo y con más tendencia a la difusión, ya que predomina la frialdad de los caracteres reflejados en la pantalla, la pseudo-expresividad que dan los emoticonos a las conversaciones actuales, en las que, como dice el sociólogo Bauman: “más que transmitir su experiencia y expectativas en términos de "relacionarse" y "relaciones", la gente habla cada vez más de conexiones, de "conectarse" y "estar conectado" “. ¡Y tiene razón! Hoy día la gente prefiere sentarse a chatear y comenzar sesiones, recibir mails y notificaciones que sentarse en frente del otro a compartir las calurosas palabras, miradas y afectividad positiva que sólo una persona le puede brindar, mas no enviar por email.

Es evidente que hay un problema; uno de desconfianza generalizada: es el hecho de no creer en la sencillez de los afectos desinteresados, en la amistad sin miras a vínculos carnales ni tampoco, como dice William Ospina en su libro La decadencia de los dragones, “la generosa devoción por el otro”. Esto se debe a la filosofía del “todo debe tener un objetivo, todo debe estar encaminado hacia algo o alguien en específico” tan promocionada por la cultura actual, y desde luego, por la cultura Internet; me explico. Pocos son los afortunados que entran a una página de Internet sin ningún objetivo – ¿Para qué? Preguntará usted; es justamente esa la actitud a la cual estoy haciendo referencia. No está de más hacer algo por placer, hacer algo por hacer. No de todas las páginas que visite debo sacar un terabytes de información ni de todas las conversas que sostenga debo sacar un capullito de amor a punto de florecer del cual el mismo Giacomo Casanova moriría de envidia por no tener. No, no es así, no todo debe tener un objetivo. Además de la obsesión por el objetivo, no debemos olvidar la ya mencionada “cyber-estructura social” esas que nos dan la sensación de estar rodeados de personas cuando realmente estamos en compañía de la soledad de nuestra habitación.

En varias ocasiones me he encontrado con personas que alegan tener muchas amistades, mucha gente conocida con la cual comparten y que un día hablan y otro también, que si no tienen su compañía se sentirían demasiado afligidos porqué esas amistades son realmente pilares para ellos. Dentro de mi incredulidad del escéptico crítico me dirijo a su página de servicio de red social y efectivamente, su número de amistades supera el millar. Pero hay algo que me llama la atención, a esta persona siempre la veo conectada a servicios de chats. No pude aguantar y en conjunto con mi indiscreción formulamos la capciosa pregunta, le dije – ¿Hola, que tal?, por qué siempre estás conectada al chat? (directo al grano). Ella, muy sociable me respondió –“Olaaaa, aki aciendo nuevas amistades y ablando con todos mis friends”. Entonces comprendí el por qué de sus alegatos. Comencé a pensar en la realidad de esa persona; donde yo tan sólo veo bits, ella ve friends. Amigos necesarios para no sentirse sola y poder tener esa sensación de pertenecer a un círculo de amigos. Sin duda, muchos de estos círculos son círculos platónicos, que sólo proporcionan al usuario una sensación de amigos incondicionales, sin ser conscientes de que sólo hace falta una caída de red para que sus amistades se vuelvan invisibles, es decir, para que desaparezcan.

Es innegable que los servicios de redes sociales dan una prestación a todos los que puedan tener acceso a éstos, pero el problema viene cuando el uso de servicios como feisbuco mesenyer (no revelaremos su nombre original con el fin de no hacer publicidad gratuita) son prácticamente una adicción que remplazan, o mejor dicho, desplazan a las relaciones interpersonales verdaderas. No es descabellado hacer una reflexión acerca del uso habitual de estos medios de socialización, además de sopesar con atención los pros y los contras de este medio, es decir, examinar a consciencia las ventajas e inconvenientes de los susodichos.

Si echamos un vistazo a la época de la unión soviética, cuando era liderada por Mijaíl Gorbachov, podemos encontrarnos con su mayor maniobra política, la cual fue nombrada “Перестройка“, para lo menos entendidos del idioma ruso “la Perestroika”. Ésta se basaba en hacer una reforma económica a todo el territorio gobernado por Gorbachov, pero preservando el sistema socialista propio del momento, es decir, su esencia. Es posible hacer una analogía entre la reforma del líder ruso y la propuesta que tengo para el mundo actual: desde aquí propongo (con proyección, timbre y flexibilidad propia de un dirigente) que hagamos una Perestroika en el ámbito relacional actual, con el único objetivo de dar un paso atrás en como nos interrelacionamos, es decir, volver a la época áurea de la comunicación, cuando eran necesarias las palabras bien dichas, la dicción, por tanto, la retorica para comunicarnos; haremos una reforma, pero mantendremos la esencia del circuito comunicativo, donde juega una papel elemental el emisor-receptor y su interacción simultanea y/o alternativa con su receptor-emisor, donde debemos aplicar la mayoría de las funciones del lenguaje, pero haciendo énfasis en la función poética, ya que no hay nada más bonito y efectivo que la palabra bien dicha y un emisor seducido por lo que está escuchando.

Yo creo, en realidad, que podemos vivir sin estos servicios de comunicación, tan sólo hay que preguntárselo a nuestros antecesores respecto a como mantenían el contacto sin necesidad de mensajes comprometedores en muros o emoticonos que emulen, de manera muy insipiente, la expresividad humana; En términos Marxistas la mayoría de estos servicios que nos ofrecen hoy día son propuestos por la burguesía, es decir, la clase social que se encargar de inventar o crearle necesidades a quien hasta antes de ese invento no era consumidor, pero que atraído por las innovaciones se convierte fácilmente en uno, cayendo así en la trampa de una necesidad imaginada, platónica. Pero tampoco quiero ser radical y decir que lo mejor es la eliminación completa de estos servicios, pues sin duda algunos aportan ventajas, por ejemplo, la comunicación exprés, la cual en momentos de urgencia puede ayudar mucho; o la economía de no tener que pagar para hacer llegar una carta. Entonces me refiero a un equilibrio entre el uso correcto de estás tecnologías en armonía con el uso de la comunicación presencial donde no se omita ningún detalle y sea posible compartir un código, no sólo escrito, sino también un código físico, un código de complicidades, en definitiva un código común.

Así pues, lo ideal en estos casos, ya que estamos hablando de relaciones interpersonales, es no abandonar ni dejar de lado el desarrollo de lazos con gente conocida o por conocer, pero siempre dentro del marco de las relaciones reales, sin dejarse abstraer por las cibernéticas. El uso de servicios de redes sociales como una mera herramienta de primeros contactos es lo ideal, dado que el usuario no se excede en la utilización de éstos, ni le da una prioridad relevante en su vida socializadora, entonces es importante hacer una reflexión acerca del uso y la prioridad de la que gozan estos servicios, una prioridad, desde mi punto de vista, exagerada. También es importante no desarrollar una “sinestesia intencional”, es decir, confundir las intenciones de los otros y darle atributos que no tienen, ya que eso fomenta una socialización basada en la desconfianza y en la paranoia, en definitiva, una socialización pobre. Como último punto, es conveniente tener conciencia de lo perjudicial que es para nuestro ser socializador la individualización de objetivo, ya que esto sólo fomenta una visión egoísta, maquiavélica y poco amigable de nosotros para los demás, dejando de lado los indicios de intención de ser colaborador que se necesita y que es necesitado por los otros.

Somos seres sociales, a pesar del Homo Hominis Lupuspropuesto por Thomas Hobbes, el cual mantiene que el hombre es un lobo para el hombre, y no debemos olvidar esa condición tan inherentemente humana.

Wilder Palacio Pineda

Universidad de San Buenaventura, 2010-1 Medellín, Colombia.

BIBLIOGRAFIA

Bauman, Zygmunt. (2009). Amor Líquido. Argentina, Fondo de Cultura Económico

Ospina, William.(2002). La decadencia de los dragones, Bogotá. Editorial Aguilar.